Aunque a menudo los clientes finales no lo piensen, o no lo quieran tener en consideración, las consecuencias del cambio climático afectan también al universo MICE.
El aumento de las temperaturas puede provocar fenómenos meteorológicos más extremos, como tormentas más intensas o sequías prolongadas, lo que puede alterar la llegada de vuelos o traslados y la planificación y realización de eventos al aire libre. Además, el cambio climático también puede influir en la disponibilidad de recursos naturales, como el agua, lo que puede afectar la logística de los eventos, y más si el lugar de celebración es una isla que por antonomasia dispone de recursos limitados.
Hace ya muchos años que, si una venue no tiene plan B al cubierto, preferimos no alquilarla ni para un evento en junio, y las abundantes lluvias en España, en el norte de Italia y otras zonas de Europa de este último mes nos dan la razón. Es un riesgo que se puede mitigar y, de cara a la organización de un evento, quizás no merece la pena vivir hasta el último momento con el miedo a tener que posponer o cancelar.
Por otro lado, la sequía puede hacer que se le prohíba a un establecimiento regar jardines y campos de golf o llenar la piscina, con la consecuente insatisfacción de los huéspedes.
Cada vez con más frecuencia los eventos se verán afectados por el cambio climático. Aunque los seguros de responsabilidad civil suelen cubrir daños causados por eventos imprevistos, incluidos algunos fenómenos meteorológicos, es importante revisar detenidamente la letra pequeña para asegurarse de qué eventos están cubiertos y en qué medida. Algunas aseguradoras pueden excluir ciertos fenómenos meteorológicos o requerir la contratación de coberturas adicionales para protegerse contra ellos.